Se considera que la prevalencia de la miopía magna es el 2% de la población general. Esta patología parece guardar relación con el nivel de estudios y se considera más frecuente en el este de Asia (8% en Japón) y en el Mediterráneo (9,6% en España). Es más frecuente entre las mujeres.
Para llevar a cabo un diagnóstico del paciente miope magno se suelen realizar las siguientes pruebas:
Una vez detectada la miopía magna, es muy importante realizar un seguimiento para conocer la evolución del paciente y realizar un diagnóstico precoz de posibles lesiones. Actualmente, los oftalmólogos suelen emplear la OCT (tomografía de coherencia óptica) para el seguimiento del estado de la retina.
La miopía magna es una patología potencialmente discapacitante y una de las principales causas de ceguera legal. En Europa, la proporción de ceguera atribuible a la miopía patológica oscila entre el 2,6% en Dinamarca y el 8,8% en Gales. En España es la principal causa de la afiliación a la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE).
En los casos en los que se producen complicaciones, estas se pueden presentar en las siguientes formas.
La historia natural de la miopía magna se complica por la distensión del polo posterior (alargamiento excesivo del globo ocular) con la aparición de complicaciones como:
Esta atrofia, que se inicia en forma de placas aisladas en el polo posterior que van confluyendo, puede llegar a provocar una atrofia completa del polo posterior y una importante pérdida de visión que puede alcanzar el área macular y que, en muchos pacientes, lleva a necesitar ayudas de baja visión.
A nivel de retina periférica encontramos que estos problemas son más frecuentes entre los pacientes miopes:
Todos ellos son factores importantes en el origen del desprendimiento de la retina.
En los pacientes con miopía magna aparecen con más frecuencia que en la población general patologías asociadas como las cataratas y el glaucoma que deben ser tratadas de forma paralela. Por ejemplo, en el caso de las cataratas, se realizará una cirugía con el implante de lentes intraoculares.
El especialista en retina indicará un tratamiento u otro dependiendo de las particularidades del paciente y de la evolución de la patología. No existe un tratamiento de la miopía magna por lo que el oftalmólogo debe tratar las complicaciones que puedan ir apareciendo en el curso de la enfermedad.
Si el paciente con miopía magna presenta en la retina lesiones degenerativas que puedan conducir al desprendimiento de la retina, deberemos tratarlas preventivamente con fotocoagulación con láser.
En caso de que el paciente acuda con un desprendimiento de la retina, se deberá tratar ese problema visual en un centro especializado en cirugía vitreorretiniana cuanto antes.
El agujero macular y el quiste macular se tratan con cirugía.
Las membranas neovasculares que afectan a la mácula se tratan con inyecciones intraoculares.
Además del tratamiento de las complicaciones derivadas del alargamiento del ojo que provoca la miopía magna, existen diferentes opciones para corregir el error refractivo en sí.
Dada la gran variedad de lesiones que pueden aparecer en un paciente con alta miopía y la importancia de su detección precoz para obtener buenos resultados con los tratamientos, se aconseja que las personas afectadas acudan a revisiones periódicas en las que el especialista valore la evolución de la patología.
La miopía magna puede aparecer desde los 5 o 10 años. Además, la miopía magna se estabiliza, habitualmente, al finalizar la adolescencia. Aun así, en ocasiones, puede seguir aumentando pasado ese momento.
Esta patología sólo afecta al 2% de la población.
No existen métodos para prevenir esta patología. Por eso es importante que las personas de riesgo se realicen revisiones periódicas.
Las personas que cumplen algunos de los factores de riesgo deben realizarse revisiones periódicas que incluyan un examen óptico y un examen oftalmológico completo. Una vez diagnosticada, estos controles rutinarios irán destinados a detectar precozmente posibles lesiones.
La miopía tiene un componente genético importante, aunque no necesariamente los hijos de una persona con miopía magna la tendrán también (aunque parece que los pacientes con antecedentes familiares pueden tener más riesgo de tener miopía simple). Algunos estudios apuntan a que existen causas poligenéticas involucradas en el desarrollo de la miopía.
La miopía magna o miopía degenerativa puede presentarse en niños en un pequeño porcentaje de los casos, especialmente en pacientes entre 8 y 12 años en los que las dioptrías de miopía aumentan a una gran velocidad. En estos casos es necesario cuidar y controlar la evolución de la miopía estableciendo controles periódicos para evitar complicaciones en el futuro.
Para que un paciente con miopía magna (o con cualquier patología visual que implique una pérdida de visión) obtenga una minusvalía o una incapacidad laboral, se valora la agudeza visual y el campo visual. Por lo tanto, los casos más graves e irreversibles de pérdida de visión derivados de la alta miopía pueden dar lugar a la incapacidad laboral y a la discapacidad.
Las mujeres miopes deben tener especial cuidado cuando se queden embarazadas, sobre todo si tienen degeneraciones retinianas predisponentes.