La aparición del entropión puede deberse a diferentes motivos:
Es poco común que el entropión se deba a malformaciones congénitas y en los bebés rara vez provoca problemas graves, más allá de síntomas como el enrojecimiento, la irritación o el lagrimeo, ya que sus pestañas no suelen ser fuertes y, por lo tanto, no es habitual que lesionen la córnea.
Existen diferentes tipos de entropión que se clasifican en función de su etiología, es decir, de las causas por las que se producen. Los principales tipos son:
El entropión suele afectar, sobre todo, al párpado inferior de tal manera que el borde del párpado e, incluso, las pestañas ejercen fricción sobre la córnea y la conjuntiva (la membrana que recubre la superficie interna del párpado y la parte blanca del globo ocular).
Esta fricción puede llegar a causar síntomas como:
Si el entropión no se trata a tiempo puede causar una pérdida permanente de visión debido a las lesiones sobre la córnea que son potencialmente muy graves:
El diagnóstico del entropión, al igual que el de otras malposiciones palpebrales, se basa en los síntomas que provocan y en los resultados de un examen ocular rutinario y de una exploración física realizados por el oftalmólogo.
En este caso, el especialista pondrá especial interés en el examen de los párpados y de su movimiento para valorar:
A la hora de indicar un posible tratamiento para el entropión es importante determinar la causa que lo ha provocado.
Por regla general, el entropión no se puede prevenir porque suele estar asociado a los procesos de envejecimiento. No obstante, sí debe ser tratado de forma precoz para evitar problemas secundarios en la córnea como úlceras o cicatrices.
Si el paciente presenta síntomas y vive o ha visitado un lugar en el que es frecuente el tracoma, debe acudir a un oftalmólogo para tratar esta infección bacteriana antes de que se presenten complicaciones y se produzcan daños en el párpado.
Es importante no confundir el entropión con una posible triquiasis, que es una alteración en el proceso de formación de las pestañas, que crecen de forma anómala en dirección al ojo. En el caso de la triquiasis, el borde palpebral tiene una posición normal (no existe malposición), pero sí existe roce de las pestañas sobre el globo ocular.