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Bye bye gafas con Cirugía Refractiva

Qué podemos hacer para proteger nuestros ojos del viento

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Los ojos son órganos delicados, y el viento es uno de los agentes climáticos que más puede dañarlos. Si quieres saber cómo proteger los ojos del viento y cómo actuar cuando te ha entrado algo en ellos, sigue leyendo y te lo contamos. 

¿Cómo proteger los ojos del viento?

Para proteger los ojos del viento lo mejor que podemos hacer es llevar puestas unas gafas de sol que creen una barrera entre nuestros ojos y el entorno. De hecho, además de proteger los ojos del viento, las gafas de sol también los protegen de la radiación ultravioleta, otro de los agentes climáticos que más pueden dañar nuestros ojos y provocar algunas enfermedades oculares. Como por ejemplo cataratas. 

¿Qué gafas de sol son adecuadas para proteger nuestros ojos?

A la hora de escoger gafas de sol para proteger los ojos del viento y otros agentes climáticos es importante tener en cuenta varias cosas.

  • Gafas de sol homologadas: Es decir, que sean de una óptica o empresa que fabrique gafas de sol que garanticen la protección contra los rayos UVA. Hoy en día se pueden encontrar gafas de sol de muchos tipos y a precios muy asequibles. Sin embargo, el uso de estas gafas de sol sí que pueden proteger los ojos del viento, pero no así de la radiación ultravioleta del sol. Por ello, aunque sean más caras, es indispensable contar con unas gafas de sol homologadas. 
  • Gafas de sol con cristales grandes: Otro factor que hay que tener en cuenta para proteger los ojos del viento es que las gafas que utilicemos sean lo más grandes posible. Cuanto mayor sea su tamaño, mayor será el área de la cara que quede protegida, y con ello será más difícil que tanto el viento como las partículas en suspensión lleguen a nuestros ojos. 
  • Gafas de sol con estructura cerrada: Al igual que el tamaño de los cristales importa para protegernos del viento, la estructura de la montura de la gafa afecta a la protección que estas ofrecen. Lo mejor es escoger monturas ergonómicas que se ajusten lo más posible a la forma de la cara y, de esta forma, evitar espacios amplios por donde el viento pueda llegar a entrar. 
  • Cristales homologados y lo más oscuros posible: Además de que las gafas deben ser homologadas, deben serlo también los cristales. Algo de lo que no tendremos que preocuparnos si las adquirimos en una óptica. Por otro lado, lo más recomendable será escoger un color y un tono de cristal lo más oscuro posible. Esto permitirá protegernos no solo del viento, sino de la mayor parte de la radiación ultravioleta que, como ya se ha mencionado, es otro de los agentes climáticos más dañinos para nuestra vista. 

Mujer mirando un paisaje

¿Qué hacer cuando nos entra algo en el ojo?

Además de desagradable, el viento arrastra partículas como polvo, arena o polen que pueden terminar en nuestros ojos. Cuando esto sucede, es importante evitar frotarse el ojo. En lugar de esto, lo primero que deberemos hacer es resguardarnos lo mejor posible del viento para poder limpiar el ojo de forma correcta. 

A continuación, se debe parpadear de forma continuada para intentar que sea el propio ojo el que elimine cualquier suciedad que haya podido entrarle. Si con esto no es suficiente, podremos utilizar colirios o lágrima artificial para limpiar mejor la superficie del ojo y asegurar que expulsamos cualquier resto que haya podido ser arrastrado por el viento. 

Si no tenemos acceso rápido a colirios o lágrima artificial, podremos utilizar agua, aunque hay que tener claro que nunca debe ser la opción preferente, ya que, al no estar esterilizada, puede producir infecciones en el ojo. Por ejemplo, una conjuntivitis

Finalmente, si el escozor y el enrojecimiento del ojo no se pasa en los siguientes minutos, lo más aconsejable será acudir al médico para que pueda evaluar la situación del paciente y descartar posibles daños.

Fuentes



 

Autor

  • Dr. Fernando Llovet

    El Dr. Fernando Llovet es oftalmólogo especialista en cirugía refractiva, cirugía de la presbicia y cataratas. Además, es co-fundador de Clínica Baviera. Desarrolla su labor asistencial en Clínica Baviera Madrid y Clínica Baviera Valencia.

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