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Retina: una parte fundamental del ojo

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La retina es una de las partes más importantes del ojo. ¿Por qué? Porque es la encargada de convertir la luz en los impulsos nerviosos que el cerebro es capaz de procesar. De esta forma, gracias a la retina, podemos ver de la manera en que lo hacemos.

Si quieres saber más sobre esta parte fundamental de tus ojos sigue leyendo y te contamos todo lo que necesitas saber al respecto.

¿Qué es la retina?

Cuando nos preguntamos sobre qué es la retina, hay que entender que estamos hablando de una parte del ojo. En concreto, se trata de un tejido que se extiende dentro del ojo, tapizando la parte posterior del interior del globo ocular. De esta forma, recibe de forma directa la luz que penetra a través de la pupila y que, después de cruzar el humor vítreo, llega a la retina (igual que una imagen que se proyectase sobre una sábana o una pantalla blanca).

En el momento en el que la luz llega a la retina, esta empieza su función, convirtiendo la luz en impulsos nerviosos que pueden ser comprendidos e interpretados por el cerebro.

 

Qué es la retina

¿Cuál es la función de la retina?

La retina es una de las partes más importantes del ojo y debe encontrarse en buen estado para poder ver bien. Esto se debe, precisamente, a la función que realiza.

La función de la retina es la de transformar la luz en impulsos nerviosos porque el cerebro no puede procesar la información en forma de luz. Por ello, la luz que llega del exterior, debe ser transformada en impulsos nerviosos, que el cerebro sí que puede interpretar y procesar.

Las células que componen la retina son fotorreceptores. Es decir, son células que reaccionan a la luz. De esta forma, cuando la luz llega a las células de la retina, estas la procesan y la convierten en impulsos nerviosos que son transmitidos, primero a través de la propia retina y, a continuación, a través del nervio óptico. El nervio óptico envía esta información directamente al cerebro y, de este modo, se completa el proceso a través del cual vemos lo que tenemos delante.

¿Qué partes y capas componen la retina?

Aunque la retina es una sola parte de la anatomía de los ojos, esta se compone de distintas partes y diferentes capas que están formadas por células. En este sentido, una de las principales distinciones que hay que mencionar es la de estas células, que son principalmente de dos tipos: bastones y conos.

  • Bastones: este tipo de células son las encargadas de percibir los contornos y las líneas de las imágenes, y son capaces de trabajar en bajas condiciones de luminosidad.
  • Conos: los conos son las células de la retina encargadas de determinar el color de los objetos e imágenes que tenemos delante. A diferencia de los bastones, no son capaces de trabajar en condiciones de baja luminosidad.

Gracias al trabajo conjunto de los bastones y conos, podemos ver de la forma en que lo hacemos, disfrutando de una visión cromática y capaz de distinguir formas y contornos.

Capas de la retina

Además de distintos tipos de células, la retina se puede dividir en varias capas:

  • Epitelio pigmentado: es la capa más externa y se caracteriza por contar con células pigmentadas por melanina, lo que hace que sea una capa de color oscuro.
  • Capa de células fotorreceptoras: la segunda capa está compuesta por un nivel elevado de bastones y conos, por lo que es la capa en donde la luz se procesa para convertirla en impulsos nerviosos.
  • Capa limitante externa: esta siguiente capa se caracteriza por contener las denominadas células de Müller, que se ocupan de realizar funciones auxiliares en el proceso de la transformación de la luz a impulsos nerviosos.
  • Capa nuclear: también llamada capa granular externa. Está formada por los núcleos de las células fotorreceptoras.
  • Capa plexiforme externa: es la capa en la que tiene lugar la sinapsis entre las células fotorreceptoras y las células bipolares, que ocupan la siguiente capa.
  • Capa nuclear interna: esta capa está compuesta por una red de fibras y sirve de conexión entre distintos tipos de células (células bipolares, células amacrinas, células ganglionares, etc.).
  • Capa de células ganglionares: se localiza en la superficie interna de la retina y está compuesta por los núcleos de las células ganglionares.
  • Capa de fibras del nervio óptico: está formada por los axones de las células ganglionares, que son las que forman el principio del nervio.
  • Capa limitante interna: es la última capa y la que la separa del humor vítreo.

Partes de la retina

Hay que tener en cuenta que, aunque la retina se puede dividir en capas, esta también se puede dividir en distintas partes. Es decir, zonas en la superficie total de la retina que, según sea el caso, trabajan de forma más especializada en diversas funciones.

  • Papila o disco óptico: esta zona es el lugar desde el que los axones de las células de la retina se conectan al nervio óptico. Por ello, es un punto ciego en el que no se realiza el proceso de fotorrecepción.
  • Mácula: la mácula es la zona central de la retina y donde se concentra el mayor número de conos y bastones. Por ello, es la principal responsable de que podamos ver de forma correcta.
  • Fóvea: la fóvea es una pequeña hendidura que se ubica justo en el centro de la mácula. En esta zona se concentran gran número de conos, por lo que es esencial en la percepción del color.
  • Ora serrata: es la zona más periférica de la retina. Está en contacto con el cuerpo ciliar del ojo, que es el responsable de la producción del humor vítreo que rellena el interior del globo ocular.

¿Qué patologías pueden afectar a la retina?

Dentro de las enfermedades que pueden afectar a los ojos, existen algunas patologías de la retina que son especialmente importantes de detectar y tratar de forma temprana. Así se podrá conseguir minimizar sus daños y peligros para la salud visual.

Algunas de las más importantes son las siguientes:

  • Degeneración macular asociada a la edad (DMAE): la DMAE está causada como consecuencia de la acumulación de restos celulares en la mácula. Estos restos celulares acumulados reciben el nombre de drusas maculares, y son potencialmente peligrosas para la vista, ya que afectan a la visión central. Debido a que la acumulación de estas drusas maculares se realiza como consecuencia del paso del tiempo y la degeneración de la mácula, se trata de una patología de la retina asociada a la edad.
  • Retinopatía diabética: la retinopatía diabética es una enfermedad de la retina causada por la diabetes. La diabetes conlleva la acumulación de glucosa en la sangre y, como consecuencia, esto implica un deterioro importante en distintos tejidos del cuerpo, incluida la retina. De este modo, cuando la diabetes afecta a la retina, hablamos de retinopatía diabética. La retinopatía diabética provoca la aparición de nuevos vasos sanguíneos en la parte posterior de la retina que, al proliferar, dañan el tejido retiniano.
  • Desgarro de la retina: el desgarro de la retina se produce como consecuencia de una reducción del humor vítreo que rellena el interior del globo ocular. Cuando esto ocurre, se produce tensión en el interior del ojo y, al tensionar la retina, se puede llegar a producir el desgarro. En estos casos, es habitual apreciar algunos síntomas como, por ejemplo, abundantes miodesopsias y destellos en los ojos.
  • Desprendimiento de retina: el desprendimiento de retina se produce como consecuencia de un desgarro de la retina en el que, además, el humor vítreo penetra en el espacio que queda entre el globo ocular y la parte de la retina que se ha desgarrado. Los síntomas son similares a los del desgarro de retina, con abundantes y repentinos destellos luminosos. Si se sospecha que se puede sufrir un desprendimiento de retina, es muy importante acudir de inmediato al médico de urgencias para que pueda evaluar la situación del paciente y llevar a cabo una operación de urgencia para conservar la vista en las mejores condiciones posibles. Por otro lado, hay que tener en cuenta que determinadas condiciones pueden favorecer que se produzca un desprendimiento de retina. Por ejemplo, personas que sufren miopía magna.
  • Enfermedad de Stargardt: la enfermedad de Stargardt es una enfermedad que se manifiesta como una degeneración precoz de la retina. Es de origen genético y hereditario. Por lo que, para padecerla, es necesario que sea portador del gen que produce esta patología.
  • Agujero macular: un agujero macular es un defecto que suele estar causado como consecuencia de una tensión excesiva entre la mácula y el humor vítreo del interior del ojo. Esto implica que se pueda producir un agujero en la retina, que afecta a la visión central del paciente.
  • Retinosis pigmentaria: la retinosis pigmentaria es una enfermedad de origen genético. Se manifiesta como una degeneración de la retina que afecta a la visión lateral y a la visión nocturna del paciente.
  • Retinoblastoma: se trata de un tipo de cáncer que afecta a la retina. Su incidencia es muy baja y suele vincularse con un origen genético, por lo que es habitual que suela darse en pacientes que tienen antecedentes familiares con esta patología.

Cirugía de la retina: ¿cómo es la operación de retina?

La cirugía de retina consiste en operar la retina del ojo para mejorar su funcionamiento y garantizar las mejores condiciones posibles de salud visual del paciente. No todas las patologías de la retina requieren ser tratadas con una operación. De hecho, la operación de retina suele ser el último recurso utilizado por los oftalmólogos ya que, en muchos casos, existen otros tratamientos previos que pueden ayudar a mejorar la salud visual del paciente.

En cualquier caso, la cirugía de retina se lleva a cabo en aquellos casos en los que es necesaria. Según la situación y el tipo de patología que se necesite tratar, el proceso podrá variar en cada caso. Por otro lado, hay que recordar que la operación de retina se lleva a cabo siempre con anestesia, por lo que el paciente no siente ningún dolor durante el procedimiento.

Algunas de las operaciones de retina más habituales son las siguientes:

  • Técnicas de fotocoagulación: estas técnicas permiten operar con láser y son utilizadas, sobre todo, en las fases iniciales de un desprendimiento de retina, así como para tratar algunos tipos de retinopatía diabética.
  • Vitrectomía: esta operación de la retina se realiza retirando el humor vítreo del globo ocular y sustituyéndolo por una sustancia artificial líquida que permite volver a colocar la retina en su posición correcta. Suele utilizarse tanto en el tratamiento del desprendimiento de retina como en algunos casos de agujeros maculares, entre otros.
  • Retinopexia neumática: es similar a la vitrectomía pero, en este caso, la sustancia utilizada no es líquida sino gaseosa.
  • Drenaje del fluido subretiniano: permite retirar el líquido acumulado entre el globo ocular y la parte de la retina que se ha desprendido.
  • Tratamiento de crioterapia: este tipo de cirugía permite congelar determinados tejidos potencialmente dañinos para la salud ocular.
  • Cirugía escleral: esta técnica consiste en reducir el diámetro del globo ocular, lo que permite reducir a su vez la tensión producida por un globo ocular que no es esférico y, de ese modo, se reduce el riesgo de un posible desprendimiento de retina.

Esquema vitrectomía

¿Qué cuidados seguir para tener una retina sana?

Si bien es cierto que existen ciertos problemas asociados a la retina que no podemos prevenir (por ejemplo, aquellos que tienen un origen genético), hay que tener en cuenta que otros sí que podemos prevenirlos llevando a cabo una serie de cuidados.

  • Proteger los ojos de la luz ultravioleta: al igual que el exceso de luz ultravioleta puede dañar nuestra piel, también puede dañar nuestros ojos. En este sentido, existen diversos problemas y enfermedades oculares que tienen mayor probabilidad de aparecer en aquellas personas que se han expuesto de forma directa a la luz solar durante tiempo prolongado a lo largo de los años. Por ejemplo, la DMAE. Por ello, el uso habitual de gafas de sol homologadas es una de las mejores formas de proteger nuestros ojos y nuestra retina en particular.
  • Prevenir la diabetes: la retinopatía diabética está íntimamente ligada con la diabetes. Por ello, prevenir esta enfermedad nos ayuda a cuidar de nuestra retina. Así mismo, en aquellas personas que ya hayan sido diagnosticadas con diabetes, es fundamental que sigan las indicaciones prescritas por su médico para minimizar el impacto que esta enfermedad puede tener sobre la salud visual.
  • Evitar malos hábitos: el consumo de sustancias como el alcohol y el tabaco afecta directamente a la salud de nuestro páncreas y a nuestra salud cardiovascular. Por ello, evitarlos (o al menos reducir su consumo al mínimo) nos ayudará a prevenir patologías de la retina.
  • Llevar una dieta rica en alimentos sanos para nuestros ojos: la salud de nuestros ojos está íntimamente relacionada con lo que comemos. Mediante la comida, damos a nuestro cuerpo los nutrientes que necesita para regenerar y mantener en buenas condiciones los tejidos de nuestros ojos (y del resto del organismo). Algunos de los nutrientes esenciales para una buena salud ocular son la vitamina A y la vitamina E, así como minerales como el selenio o el zinc. Una dieta deficitaria en estos nutrientes facilita la aparición de patologías de la retina y problemas en otras partes de la anatomía de nuestros ojos.
  • Visitar al oftalmólogo al menos una vez al año: finalmente, otro aspecto esencial a la hora de cuidar nuestra retina y de prevenir posibles enfermedades es visitar a nuestro oftalmólogo al menos una vez al año. ¿Por qué? Porque muchas de las enfermedades y problemas relacionados con los ojos se pueden tratar y prevenir si se diagnostican de forma temprana. Por ello, una revisión anual de los ojos es una de las mejores formas de cuidar de nuestra salud visual.

Fuentes



 

Autor

  • Dr. Álvaro de Casas

    El Dr. Álvaro de Casas es oftalmólogo especialista en cirugía refractiva, cirugía de la presbicia, cataratas, vítreo y retina. Desarrolla su labor asistencial en Clínica Baviera Alicante

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