Leonardo da Vinci, el precursor de las lentillas

Leonardo da Vinci (1452-1519) fue, además de uno de los artistas más extraordinarios de su época, con creaciones como La Gioconda, La Virgen y las Rocas o La Última Cena, un científico que centró su atención en diversas áreas del conocimiento humano, desde la paleontología a la ingeniería, pasando por la zoología, la botánica y la geología, entre otras. De hecho, llegó a diseñar, desde una bicicleta a un helicóptero. Como era un humanista y un hombre del Renacimiento, tomó como medida y centro del universo al hombre y por eso estaba interesado en todo lo que tuviera que ver con él y con el funcionamiento del cuerpo humano.

Uno de los grandes intereses de Leonardo fue el conocimiento anatómico y fisiológico del sistema visual por su importante relación con el arte, especialmente con la pintura. En los dibujos de la anatomía del ojo realizados por Leonardo se puede observar que da Vinci, al igual que sus contemporáneos, mantenía que la función visual residía en el cristalino en lugar de en la retina. Leonardo, además, realizó un minucioso estudio de los movimientos de la pupila en el que comparó por primera vez el funcionamiento del ojo con una cámara fotográfica: “Ninguna imagen, incluso la del más pequeño objeto, entras en el ojo sin ser vuelta al revés, pero cuando penetra en el cristalino es nuevamente cambiada en sentido contrario y así la imagen vuelve a la misma posición dentro del ojo como la del objeto que está fuera”.

Como curiosidad, la mayor parte de los investigadores consideran a Leonardo el precursor de las lentes de contacto. Alrededor del año 1508 Leonardo da Vinci añadió al margen de uno de sus escritos el dibujo de un dispositivo fabricado con vidrio y que contenía agua. Este artefacto debía ser colocado sobre la superficie de la córnea para provocar un fenómeno refractivo. Además, Leonardo dibujó unas lentillas similares a las que se utilizan en la actualidad, así como la ampolla de cristal en la que debían tallarse. Al igual que otros inventos suyos, estos no pudieron ser llevados a la práctica por las limitaciones tecnológicas que existían en el siglo XIV.