Vía óptica o visual: ¿qué es?
La vía óptica es la red que transmite los impulsos nerviosos desde la retina al cerebro. En este último es donde se interpreta la imagen captada.
Pero ¿cómo es posible que fluya esta información? Pues es la luz la que provoca en los fotorreceptores ubicados en la retina (conos y bastones ) una reacción química que es capaz de transformar las imágenes recibidas en impulsos eléctricos o impulsos nerviosos.
Índice
Los fotorreceptores: los conos y los bastones
La retina está formada principalmente por dos tipos de células distintas: los conos y los bastones. Cada una de ellas actúa como fotorreceptor, y está especializada en una parte de la imagen.
- Los conos: se agrupan en la fóvea central de la mácula (parte central de la retina), y se encargan de percibir los haces cromáticos. Es decir, tienen asignada la visión de los colores.
- Los bastones: únicamente son capaces de distinguir los blancos, negros y grises intermedios. Por ello, son vitales para la visión nocturna. Además, también son esenciales a la hora de distinguir los contornos o perfiles de las figuras.
¿Cómo es la anatomía de la vía óptica?
La vía óptica se divide en anterior, lateral y posterior.
- La zona anterior abarca desde la retina hasta el quiasma óptico.
- La zona lateral abarca desde el quiasma óptico hasta el cuerpo geniculado lateral.
- Y la zona posterior que abarca el resto de regiones.
Vamos a explicar brevemente en qué consiste cada una de estas estructuras:
- La retina es una membrana ubicada dentro del ojo cuya función es recibir las imágenes, transformarlas en impulsos nerviosos y transmitirlas al cerebro a través del nervio óptico.
- El nervio óptico agrupa a más de un millón de fibras nerviosas que son las responsables de trasladar los diferentes mensajes visuales. Así, conecta la retina de cada ojo con el cerebro. Cualquier daño en el nervio óptico puede comportar una pérdida de la visión.
- El quiasma óptico es una región del cerebro donde se cruzan el nervio óptico del ojo derecho y el nervio óptico del ojo izquierdo.
- El tracto óptico. Desde el quiasma posterior parten dos fibras nerviosas, una derecha y una izquierda, a las que se conoce como tracto óptico (también se conocen como cinta o cintilla óptica)
- La corteza occipital.
¿Cuáles son los posibles problemas en la vía óptica?
El envejecimiento comporta una disminución del campo visual, pero esta pérdida de visión también puede tener su origen en problemas en la vía óptica.
Así, podemos hablar de las siguientes reducciones del campo de visión motivadas por lesiones en la vía óptica:
- Escotoma, que supone que la vista disminuye o se pierde por completo en una zona concreta del campo visual.
- Pérdidas del campo visual concéntricas.
- Desfiguraciones (metamorfopsias).
- Hemianopsias: pérdida de la mitad del campo visual (izquierdo o derecho) en los dos ojos.
- Cuadrantanopsias: pérdida de un cuarto del campo visual.
Tumores en la vía óptica
Un tumor en la vía óptica es un tipo de glioma (un tumor que se desarrolla en las células gliales que rodean y sujetan las células nerviosas). Este tipo de tumores son relativamente raros y, en muchos casos, se trata de tumoraciones de un grado bajo. Es decir, su tratamiento no siempre requiere intervención.
No obstante, en los casos en los que el tumor se desarrolla en esta área, dicho tumor puede presionar el sistema visual y afectar a las imágenes que llegan al cerebro. En consecuencia, conlleva un deterioro de la visión del paciente y puede perjudicar la calidad de su vista.
Cuando esto sucede, si es posible, suele ser necesario realizar una intervención que permita eliminar la presión y recuperar la normalidad.
¿Qué pasa si se daña el nervio óptico?
El nervio óptico, aunque no forme parte del ojo propiamente dicho, es esencial para ver correctamente. En este sentido, debemos recordar que la visión es un proceso que se compone tanto de la recepción de la luz (acción que tiene lugar en el globo ocular) como de la interpretación de los impulsos nerviosos en los que se transforma el estímulo luminoso que llega a la retina.
Para que estos impulsos nerviosos puedan ser interpretados, deben llegar al cerebro a través del nervio óptico. Por esta razón , si el nervio óptico está dañado, es posible que la visión no sea correcta o, incluso, que se pierda la visión por completo.
Un ejemplo de enfermedad que afecta de forma grave al nervio óptico es el glaucoma. El glaucoma surge como consecuencia de una tensión intraocular elevada. Esta tensión afecta al nervio óptico y lo daña, pudiendo llegar a causar ceguera. La mejor forma de prevenir el glaucoma es acudir periódicamente a revisiones oftalmológicas, ya que solo se puede detectar en consulta.
Fuentes
- Academia Americana de Oftalmología (AAO) – Nervio óptico
- MSD Manuals – Introducción a los trastornos del nervio óptico
1 Comentario
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