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El blog de la Oftalmología

¿Qué son las drusas del nervio óptico?

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Las drusas del nervio óptico son formaciones redondeadas que se acumulan en esta zona del globo ocular y que se componen de sales de calcio y proteínas. 

Lo más habitual es que se hagan visibles en los pacientes pasados los 10 años de edad y que se desarrollen en la edad adulta, generando serias disfunciones en la salud visual. 

Aunque aún se desconocen sus orígenes, se cree que surgen a raíz de una alteración en el flujo axoplasmático de las células ganglionares.

¿De qué están formadas las drusas del nervio óptico?

Las drusas del nervio óptico consisten en un acúmulo de calcio y fósforo y se identifican como pequeñas acumulaciones de material extracelular de color amarillo que se depositan en la retina, que es la capa más interna de la pared del ojo en la que se encuentran las células sensibles a la luz.

La incidencia media es del 34% de la población, siendo las mujeres más proclives a sufrirlas que los hombres.

Pueden aparecer en personas de todas las edades, incluso en niños, y en muy pocos casos llegan afectar a la agudeza visual. 

No obstante, sí que pueden provocar defectos en el campo visual, que afectan sobre todo a la visión periférica, aunque en general no son muy significativos y su progresión es lenta. 

¿Qué tipos de drusas existen?

Existen diversos tipos de drusas del nervio óptico en función de su forma y su nivel de impacto en el campo de visión.

A grandes rasgos, existen dos tipos de drusas diferentes: 

  • Drusas blandas: son de mayor tamaño, de color blanquecino y forma irregular. Son proclives a unirse entre sí, dando lugar a una drusa de mayor tamaño.
  • Drusas duras: son de menor tamaño y están más separadas entre sí. Debido a su dureza, no tienden a unirse.

Hombre con camisa verde siendo revisado de los ojos

¿Cuáles son las causas de las drusas del nervio óptico?

La causa de aparición de las drusas es un depósito anormal en el nervio óptico de un material de origen desconocido parecido a la proteína. En algunas personas, estos depósitos anormales son hereditarios, aunque no siempre es así.

Además, otro factor importante que se debe tener en cuenta es la edad del paciente, ya que las probabilidades de que aparezcan drusas en el nervio óptico son más elevadas en personas mayores que en personas jóvenes. 

¿Qué síntomas provocan las drusas del nervio óptico?

Las drusas del nervio óptico no suelen provocar síntomas, por lo que casi siempre se  diagnostican o se descubren durante un examen rutinario. 

En algunos casos, aunque son poco frecuentes, los pacientes refieren algunas alteraciones visuales, normalmente leves o transitorios:

  • Centelleos o visión borrosa durante unos pocos segundos 
  • Sutil pérdida del campo visual periférico. La mayoría de los pacientes con drusas del nervio óptico tienen buena visión central, aunque con el tiempo hasta el 70% de los pacientes pierden visión periférica. Dicha pérdida es variable, pudiendo no darse en absoluto, ser muy ligera y, en algunos casos, suponer una severa constricción del campo visual. 

¿Cómo afectan las drusas del nervio óptico al paciente?

Las drusas del nervio óptico no afectan a la visión de forma inmediata. Al principio es posible que el paciente no note una pérdida de visión importante. Los efectos de las drusas en el nervio óptico son progresivos y se desarrollan en un proceso de degeneración lento. 

Algunos de estos efectos pueden ser los siguientes: 

  • Pérdida progresiva de la visión periférica. 
  • Pérdida progresiva de la visión central. 
  • Aparición de una membrana neovascular coroide (cuando un vaso sanguíneo anormal crece debajo de la retina). 

Además, hay que tener en cuenta que  muchas de estas drusas se asocian a anomalías vasculares en la zona intraocular. Por ejemplo hemorragias,  bifurcaciones anormales y enfermedades vasculares oclusivas.

Nervio óptico

¿Quién puede desarrollar drusas en el nervio óptico?

Cualquier persona puede desarrollar drusas en el nervio óptico. Los principales factores de riesgo que aumentan la posibilidad de que aparezcan son los siguientes: 

  • Las drusas son más comunes en personas mayores que en jóvenes. 
  • Hay mayor prevalencia en mujeres que en hombres. 
  • Es más probable que aparezcan si hay antecedentes familiares. 
  • El tabaquismo, el sobrepeso y el sedentarismo aumentan las probabilidades de que aparezcan drusas en el nervio óptico. 
  • Otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes y la aterosclerosis aumentan las probabilidades de su aparición.

¿Cómo se diagnostican las drusas en el nervio óptico?

A diferencia de otro tipo de drusas (por ejemplo las que están asociadas al proceso de degeneración macular), las drusas del nervio óptico no son un síntoma exclusivo de la edad avanzada o del envejecimiento de los tejidos del organismo.

De hecho, aunque no es tan habitual, también aparecen en algunos niños, aunque su detección a edades tempranas es más difícil si se tiene en cuenta que, como hemos dicho antes, estas drusas suelen desarrollarse en la edad adulta.

En estos casos se puede emplear el término de ‘drusas enterradas’, es decir, que no se aprecian a través de ninguna prueba o revisión. Lo que sí se aprecia es una inflamación del disco óptico, la cual suele ir mermando con la edad hasta que las drusas que están allí localizadas por fin se hacen evidentes.

El diagnóstico de las drusas del nervio óptico se realiza con las siguientes pruebas: 

Ecografía en modo A y B

El método más eficaz para detectar la presencia de estas partículas en el nervio óptico es la llamada ecografía en modo B, que es un procedimiento a través del cual se realiza una representación bidimensional de los ecos reflejados en forma de puntos luminosos. Su frecuencia y profundidad permitirán determinar si existen tales drusas.

Campimetría o campo visual 

La campimetría o campo visual es una prueba no invasiva que permite conocer el campo visual del paciente y, en concreto, determinar si existen zonas ciegas que puedan estar asociadas a un problema o enfermedad ocular. 

Tomografía de coherencia óptica (OCT)

La tomografía de coherencia óptica (OCT) es una prueba especialmente útil a la hora de diagnosticar enfermedades relacionadas con la retina, aunque también nos aporta información muy interesante sobre el estado del nervio óptico y otras estructuras del ojo. 

Autofluorescencia

La autofluorescencia es una prueba no invasiva en la que se aplica un tinte en los tejidos. Al enfocar estos tejidos tintados con una luz azul se pueden identificar estructuras o elementos extraños a la propia anatomía del ojo. 

¿Cómo evolucionan las drusas?

Con el paso del tiempo, las drusas suelen aumentar su tamaño y calcificación, por lo que su aspecto fundoscópico va variando. 

Las drusas visibles son más frecuentes en los adultos y presentan un aspecto fundoscópico característico: 

  • Márgenes mal definidos. 
  • Cuerpos amarillos brillantes que levantan la papila y que esconden el anillo neurosensorial y la excavación papilar. 

En los jóvenes es más frecuente la aparición de drusas enterradas, que son más difíciles de identificar.

¿Existe tratamiento para las drusas del nervio óptico?

Actualmente no existe un tratamiento específico para tratar las drusas del nervio óptico. Hay que tener en cuenta que no siempre evolucionan de forma maligna, por lo que no es necesario realizar ninguna acción concreta. 

En los casos más complejos en los que sí que evolucionan de forma maligna, lo más habitual es tratarlas de acuerdo al problema concreto que hayan provocado. 

Fuentes



 

Autor

  • Dr. Fernando Llovet

    El Dr. Fernando Llovet es oftalmólogo especialista en cirugía refractiva, cirugía de la presbicia y cataratas. Además, es co-fundador de Clínica Baviera. Desarrolla su labor asistencial en Clínica Baviera Madrid y Clínica Baviera Valencia.

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