Dr. Javier Giménez-Almenara
Especialista en: Cirugía Refractiva, Presbicia, Cataratas, Glaucoma, Ojo Seco y Córnea.
Clínicas en las que atiende: Córdoba.
Se produce cuando el sistema lagrimal del ojo es incapaz de producir de forma natural la lágrima necesaria para la correcta lubricación del ojo.
Por lo tanto, el ojo seco se puede producir porque:
Las principales funciones de la lágrima son:
Por lo tanto, el ojo seco puede influir en la calidad de vida del paciente y, en función de la severidad del caso, el daño puede ir de simples molestias (sensación de cuerpo extraño, fotofobia, visión borrosa, lagrimeo, irritación…) a problemas más graves y persistentes.
El ojo seco es el primer motivo de consulta con el oftalmólogo y, según algunos estudios, afecta a entre un 15% y un 30% de la población.
No podemos hablar de una única causa del ojo seco, sino de varias y todas ellas muy dispares entre sí. Las detallamos a continuación.
Son una de las principales causas del ojo seco y provocan que las glándulas lagrimales empiecen a producir menos lágrima o que la película lagrimal tenga una calidad inferior.
Los cambios hormonales afectan especialmente a:
A medida que pasan los años, las células que generan la lágrima de forma constante y que determinan la composición de la película lagrimal se van atrofiando. Un buen ejemplo son las disfunciones que se producen en las glándulas de Meibomio, que se ocupan de producir determinados lípidos que previenen la evaporación de la lágrima.
Aunque la edad es uno de los factores de riesgo que propician la aparición del ojo seco, existen otros elementos que pueden hacer que se manifieste en pacientes jóvenes.
Es posible que el ojo seco se manifieste de manera puntual en lugar de crónica, asociado a unas circunstancias concretas, que, cuando dejan de producirse, hacen que se produzca una mejoría de este problema de visión.
Algunas de las circunstancias o entornos que pueden propiciar la aparición del síndrome del ojo seco en personas jóvenes son:
Los síntomas del ojo seco pueden variar mucho de una persona a otra y pueden tener una amplia progresión. Por esta razón, se habla de diferentes formas de sequedad ocular, catalogándolas como leve, moderada o grave, según sea el caso.
Los síntomas más comunes son los siguientes:
Al no estar bien lubricada la superficie ocular, además de los síntomas descritos con anterioridad, la persona que padece ojo seco puede llegar a sufrir los siguientes problemas que pueden llegar a ser graves y persistentes, especialmente si los síntomas se han prolongado en el tiempo sin tratamiento:
Existen diferentes tipos de ojo seco y varios de ellos pueden coexistir en un mismo paciente.
El ojo seco carece de síntomas o signos diagnósticos específicos, por lo tanto, es una patología que puede ser difícil de diagnosticar.
Algunas de las pruebas que se emplean para el diagnóstico del ojo seco son:
El síndrome del ojo seco es una anomalía que, en la mayor parte de las ocasiones, se puede paliar y controlar con éxito si se sigue regularmente un tratamiento adecuado.
Para que esto sea posible, es necesario conocer previamente, entre otros aspectos:
En función de estos factores, el especialista optará por:
Existen diversos tratamientos que el especialista aconsejará al paciente con el objetivo de paliar los síntomas, mejorar su calidad de vida y evitar posibles complicaciones.
Es el tratamiento más habitual para tratar los síntomas asociados al ojo seco.
Este producto imita la composición de la lágrima natural y, al aplicarlo directamente sobre el ojo del paciente como cualquier colirio oftálmico, se complementa la lágrima que le falta.
Existe una gran variedad de lágrimas artificiales y, dependiendo de la gravedad de los síntomas, el especialista optará por un producto u otro. Por ejemplo, pueden contener o no conservantes ya que hay personas alérgicas a este componente.
Son similares a las lágrimas artificiales, pero, en este caso, en lugar de presentarse en formato líquido, se presentan en formato gel.
Tienen una mayor cantidad de sustancias lipídicas que agua en comparación con las lágrimas artificiales y, por ello, suelen prescribirse a pacientes con síndrome de ojo seco severo.
Cuando se trata del ojo seco severo el oftalmólogo puede recurrir al uso de fármacos corticoides o inmunomoduladores tópicos, como la ciclosporina, para controlar la inflamación.
También es posible que el médico cambie o reduzca la ingesta de ciertos medicamentos que puedan estar interfiriendo con la producción lagrimal del paciente.
Recientemente se han desarrollado y perfeccionado las denominadas terapias regenerativas, consistentes en el uso de sueros autólogos o colirios biocompatibles creados a partir de la sangre del propio paciente.
Estas son sus principales características:
El láser de luz pulsada (IPL), al igual que el Lipiflow, se utiliza para estimular el funcionamiento de las glándulas de Meibomio.
Con este tratamiento se logra:
La duración aproximada del tratamiento es de unos 10-15 minutos, no produce dolor y se realiza en la consulta.
El Lipiflow es un tratamiento médico automatizado que consiste en la aplicación localizada de calor y presión terapéutica bajo anestesia tópica (gotas) en los cuatro párpados (superiores e inferiores).
El objetivo de este procedimiento clínico es el de mejorar el drenaje de las glándulas de Meibomio que son las encargadas de producir el componente oleoso o lipídico de la película lagrimal.
La duración aproximada del tratamiento, que se realiza en una sola sesión, es de unos 12 minutos por ojo.
Además de usarse para tratar el ojo seco, la aplicación del Lipiflow es cada vez más común en los pacientes con blefaritis.
Son unos pequeños dispositivos que se introducen en el conducto lagrimal para evitar que la lágrima se elimine por la vía natural y permanezca más tiempo en la superficie del ojo. Este procedimiento se utiliza solo en casos muy severos.
Cuando el origen del problema se encuentra en que los párpados tienen una posición anormal, posiblemente la solución ideal sea una pequeña cirugía para devolverlos a su posición correcta.
Otras alternativas para tratar los síntomas cuando estos son leves pueden ser:
Generalmente el ojo seco provoca molestias en los pacientes, pero no suele ser demasiado grave. Los tratamientos más sencillos para paliar la sequedad ocular y favorecer la lubricación natural de los ojos, como las lágrimas artificiales y las medidas preventivas suelen ser muy eficaces para paliar estos síntomas leves.
El ojo seco severo es una variante de esta molestia menos frecuente y mucho más grave, y suele producirse en el contexto de una enfermedad sistémica. Se caracteriza por:
Por lo general, lo más habitual es que los pacientes que buscan una solución para el ojo seco empiecen probando distintos tipos de lágrimas artificiales.
Si esta opción resulta insuficiente, es aconsejable acudir al oftalmólogo para que lleve a cabo una evaluación del problema con el objetivo de prescribir el tratamiento más adecuado.
Aunque el ojo seco es una dolencia que puede resultar ciertamente molesta, en la mayoría de las ocasiones sus síntomas desaparecen casi espontáneamente o con un tratamiento sencillo (lágrimas artificiales, colirios…). Solamente en casos muy extremos esta dolencia puede resultar peligrosa, pero únicamente si no se trata a tiempo, y en el contexto de determinadas enfermedades asociadas.
Un ojo seco severo precisa siempre del seguimiento cercano de su oftalmólogo.
Una visita rápida al oftalmólogo nos puede ayudar a detectar cualquier problema o enfermedad en sus estadios iniciales, lo que contribuirá a que el pronóstico sea mejor que si la detectamos en fases más avanzadas. Eso es lo que ocurre con el ojo seco.