El pterigión puede provocar un amplio abanico de síntomas que, aunque normalmente son leves y transitorios, de no tratarse a tiempo pueden llegar a degenerar en problemas oculares importantes.
En un primer momento, el pterigión o carnosidad en el ojo puede ser indoloro, aunque los síntomas que provoca suelen depender del tamaño que vaya adquiriendo con el paso del tiempo.
A medida que el tejido va creciendo es habitual que produzca:
Cuando los síntomas o molestias se agravan, el oftalmólogo puede llegar a recomendar una cirugía del pterigión.
En algunas ocasiones, el pterigión puede confundirse con la pinguécula, otra lesión benigna que es un acúmulo de proteínas y grasa con forma de grano de arroz que aparece sobre la conjuntiva, y no sobre la córnea, como el pterigión.
La causa exacta de la aparición del pterigión o telita en el ojo no se ha definido completamente por el momento, aunque parece que suele ser más frecuente en personas que padecen ojo seco.
Además, se han llegado a establecer una serie de relaciones o factores de riesgo que predisponen a su aparición.
Los siguientes son los más comunes:
De esta forma, se piensa que algunos de los principales motivos que propician la aparición de esta carnosidad en los ojos están vinculados a las condiciones ambientales que, especialmente si son muy extremas, pueden llegar a afectar al tejido más externo del ojo.
La aparición del pterigión se puede llegar a prevenir adoptando ciertos comportamientos o hábitos:
La elección del tratamiento médico más adecuado para el pterigión dependerá de diversos factores que el oftalmólogo valorará de forma personalizada en cada paciente:
Como norma general, cuando los síntomas no van más allá de pequeñas molestias en el ojo y el tamaño del tejido no es muy grande, no es estrictamente necesario adoptar ningún tratamiento específico.
El tratamiento del pterigión dependerá de cómo evolucione el crecimiento del tejido en el ojo (o los ojos), de la velocidad a la que crezca y de la fase en la que se encuentre.
Los oftalmólogos suelen emplear esteroides para reducir la inflamación y gotas lubricantes o lágrimas artificiales para aminorar la sensación de cuerpo extraño en el globo ocular.
Si llega a invadir la córnea y el área pupilar o se vuelve especialmente antiestético, el oftalmólogo puede plantearse extirparlo mediante cirugía.
La cirugía del pterigión debe ser realizada por un oftalmólogo especialista en técnicas quirúrgicas de superficie ocular o por un oftalmólogo especializado en oculoplastia.
En los últimos años, se ha hecho muy común en la oftalmología la cirugía de autoinjerto libre de conjuntiva. En este procedimiento el cirujano sigue estos pasos:
La cirugía para extirpar el pterigión se suele realizar con anestesia local y sin ingreso. Además, es un tratamiento ambulatorio.
Aun aplicando técnicas quirúrgicas, existe la posibilidad de que el pterigión reaparezca, especialmente si estaba muy evolucionado y ya invadía el área pupilar. Por lo tanto, su nivel de recurrencia es bastante elevado.
Este nivel de recurrencia puede llegar a descender si el paciente evita los factores de riesgo que hemos citado con anterioridad: excesiva exposición al sol y sequedad ocular.
Aunque, en algunos casos, estos dos problemas visuales tienen en común la visión borrosa, no debe confundirse el pterigión con las cataratas.
Las principales diferencias entre el pterigión y las cataratas son: