Buftalmos: definición y tratamientos
Se conoce como buftalmos al agrandamiento del globo ocular en los niños debido a un glaucoma congénito. Este fenómeno no se produce en el glaucoma que afecta a los adultos.
A continuación, te explicamos en qué consiste exactamente el buftalmos, cuáles son sus causas y qué consecuencias puede tener sobre la visión.
Índice
¿Qué es el buftalmos?
El buftalmos es un término médico que utilizamos para referirnos a una de las principales consecuencias del glaucoma congénito. Consiste en el crecimiento o agrandamiento anormal del globo ocular que provoca que, estéticamente, el niño tenga ojos saltones.
Más allá de lo estético, el glaucoma congénito puede provocar una pérdida de visión importante debida al deterioro del nervio óptico.
Puede ocurrir en un ojo (unilateral) o en los dos ojos (bilateral).
¿Cuáles son sus causas?
El principal motivo de aparición del buftalmos es que la presión intraocular alta produce distensión en las paredes de los ojos de los niños, por ser más flexibles que en los adultos al encontrarse en pleno proceso de formación.
En los niños pequeños el aumento de la presión intraocular no se transmite únicamente al nervio óptico (como ocurre en los adultos), sino a la totalidad del ojo, que tiende a hincharse notablemente, provocando ese aspecto de “ojo de buey”.
El glaucoma congénito puede estar causado por un factor genético, sobre todo si ambos padres tienen el gen recesivo. Sin embargo, esta enfermedad es muy poco frecuente, ya que la padecen aproximadamente 1 de cada 30.000 recién nacidos.
Además del glaucoma congénito, otras causas del buftalmos pueden ser:
- Aniridia.
- Neurofibromatosis tipo 1.
- Síndrome de Sturge-Weber.
- Lesiones en los ojos del bebé producidas durante el parto.
¿A quién afecta el buftalmos?
Únicamente los niños con glaucoma congénito pueden sufrir buftalmos, comúnmente conocido como “ojos de buey”, mientras que esta condición no se da en los adultos.
El glaucoma congénito se puede desarrollar:
- En los primeros meses de vida o, a lo sumo, antes de los 3 años de edad, aunque en ocasiones está presente desde el mismo momento del nacimiento.
- Existe una versión del glaucoma congénito, conocido como tardío o juvenil, que se manifiesta a partir de los 3 años y que puede producirse, incluso, en la adolescencia, aunque es muy poco frecuente.
¿Qué es el glaucoma congénito y cuáles son sus síntomas?
El glaucoma congénito es uno de los tipos de glaucoma producido por un fallo en el sistema de drenaje del humor acuoso, lo que provoca una elevada presión intraocular (PIO). Sus principales síntomas son:
- Buftalmos (agrandamiento del globo ocular).
- Edema corneal (inflamación de la córnea).
- Excavación del nervio óptico.
- Epífora (lagrimeo excesivo).
- Fotofobia (sensibilidad extrema a la luz)
- Blefaroespasmo (contracción involuntaria y repetitiva del músculo que rodea el ojo).
La tríada clásica del glaucoma congénito incluye epífora, blefaroespasmo y fotofobia.
¿Cómo se diagnostica?
Afortunadamente, la aparición del glaucoma congénito es muy infrecuente, pero los pocos casos existentes deben diagnosticarse a tiempo para controlar la presión intraocular cuanto antes y así preservar la calidad de visión del niño.
Ante la presencia de buftalmos es imprescindible acudir a un oftalmólogo pediátrico con experiencia en glaucoma congénito. El especialista llevará a cabo un examen al completo de toda la estructura ocular de los dos ojos para detectar los posibles daños causados por el glaucoma.
Para ello puede realizar pruebas como:
- Tomografía de coherencia óptica (OCT).
- Tonometría.
- Gonioscopia.
- Retinoscopia.
En algunos casos es necesario realizar esta exploración bajo sedación, por lo que se suele realizar en el quirófano bajo anestesia inhalatoria.
¿Qué tratamientos existen?
Para tratar el buftalmos es preciso controlar el glaucoma congénito y lograr que el niño tenga una presión intraocular estable para evitar el deterioro del nervio óptico y de la visión.
Este tratamiento suele ser quirúrgico y suele consistir en buscar una alternativa de drenaje para el humor acuoso.
- Normalmente se realizan una o varias goniotomías para liberar el ángulo de la cámara anterior del ojo (ángulo iridocorneal) que se encuentra invadido por tejido embrionario, lo que dificulta el drenaje del humor acuso. Para ello se utiliza un instrumento especial denominado goniotomo.
- En ciertas circunstancias, el cirujano puede realizar una trabeculectomía, que es el procedimiento que normalmente se usa en los adultos. Por lo general, se recurre a esta opción cuando existe un edema corneal que no permite la visualización del ángulo que permite realizar una goniotomía directamente.
- Para los casos más graves existe la alternativa de recurrir a la colocación de unos dispositivos de drenaje (válvulas) del humor acuoso.
En cualquier caso, estos distintos tratamientos quirúrgicos siempre tienen el mismo objetivo: lograr unas presiones oculares normales en el niño para evitar que pueda dañarse el nervio óptico.
Al tratarse de una enfermedad que afecta a los niños justo cuando se encuentran en pleno desarrollo de la visión, el tratamiento quirúrgico debe ser complementado con rehabilitación visual, lo que requiere la intervención de distintos especialistas médicos.
Por otro lado, este tipo de pacientes deben llevar un control exhaustivo por parte de oftalmólogos muy especializados en glaucoma congénito durante toda su vida.
¿Se puede prevenir?
El buftalmos no se puede prevenir, aunque es importante evitar las consecuencias negativas sobre la visión que puede provocar. Para ello es imprescindible el diagnóstico precoz y el tratamiento de la enfermedad en estadios muy precoces.
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