Baja visión: las causas principales y sus soluciones
Para considerar que alguien tiene baja visión tienen que coincidir dos circunstancias: la persona sufre una reducción importante de su capacidad visual y esta no se puede corregir con los tratamientos más habituales: uso de gafas o lentes de contacto o cirugía.
Índice
¿Qué es la baja visión?
Normalmente, este déficit del sentido de la vista tiene una impacto negativo importante en las personas con baja visión, hasta el punto de que les impide o dificulta la realización de tareas cotidianas. Por otro lado, este problema suele ser crónico, lo cual agrava la situación.
No debemos confundir baja visión con ceguera, ya que esta última, en principio, es mucho más grave, ya que la persona no es capaz de recibir ningún estímulo visual.
Se considera que un paciente tiene baja visión cuando tras la mejor corrección óptica, su agudeza visual es menor de 0,3 en el mejor de los ojos, o un campo visual inferior a 20 grados.
En términos generales, el criterio utilizado para considerar que una persona tiene baja visión es cuando su vista no le permite realizar con la suficiente comodidad tareas cotidianas como: leer un libro, ver la televisión, cocinar, planchar y hasta cocinar.
¿Cuáles son las principales causas de la baja visión?
Se trata de una limitación que puede tener muy diversos orígenes:
- Cataratas.
- Degeneración macular asociada a la edad (DMAE).
- Retinosis Pigmentaria.
- Glaucoma.
- Malformaciones congénitas.
- Accidentes.
- Etcétera.
Aunque no siempre es así, en muchas casos la baja visión está asociada a la edad o, mejor dicho, al padecimiento de patologías que suelen aparecer en personas maduras o ancianas.
¿Se puede solucionar la baja visión?
La baja visión no es propiamente una patología y, como hemos visto, no mejora con los tratamientos tradicionales, ya sean lentes correctoras, cirugía o medicación. No obstante, las personas con baja visión suelen ser capaces de distinguir las formas de los objetos, por lo que tienen posibilidades de seguir disfrutando de una vida prácticamente normal gracias a los tratamientos específicos de rehabilitación visual y al uso correcto de ayudas visuales. Estas pueden ser de varios tipos: ayudas ópticas, ayudas no ópticas y ayudas electro-ópticas.
A continuación, vamos a explicar con un poco más de detalle en qué consisten estos distintos apoyos visuales:
- Ayudas ópticas. Son ayudas anuales o montadas sobre gafas que provocan aumentos visuales importantes según las necesidades de cada paciente: lupas, telescopios, microscopios. De esta forma, la persona con baja visión puede llegar a ver cosas cercanas o lejanas, en función de su problema. Esto le permite ejecutar actividades que de otra manera serían imposibles como: leer o ver la televisión.
- Ayudas no ópticas. En este grupo se encuentran atriles, mesas abatibles, papel de alto contraste o teléfonos con teclados muy grandes. En general, facilitan la lectura y la manipulación de objetos de uso cotidiano.
- Ayudas electro-ópticas. Son sistemas más sofisticados, que utilizan la última tecnología: como sistemas de realidad virtual, aplicaciones para el móvil o software de ordenador con el fin de aumentar la imagen de los objetos que se enfoquen, proyectándola sobre una pantalla. Con estos artilugios la personas con baja visión pueden leer libros o carteles, distinguir las etiquetas de los productos al hacer la compra o escribir con comodidad, entre otras muchas actividades
Las ayudas para personas con baja visión se encuentran en constante desarrollo, siendo cada vez más fáciles de manejar y eficaces para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
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